¿Y si cierra internet?

por Corrás

FBI Anti-Piracy WarningCuando comenzamos a facilitar servicios web a empresas en el 96 mi buen amigo y mejor persona Manuel Fernández Prado y yo, al comercial de Lugonet (así se llamaba/llama la empresa), tercero en discordia y no peor persona, le hacían esta pregunta de forma recurrente. Hoy parece obvio contestar que no, como defendíamos hace 16 años, pero el paso del tiempo cada vez crea más dudas de si continuará en pie el modelo original.

Desde que la idea de compartir conocimientos y cultura a través de una red extensa de alcance mundial tomó forma, siempre ha habido intención de censurar qué contenidos es lícito que estén disponibles a través de internet, ya sea por cuestiones ideológicas, políticas, morales o de propiedad.

Los intentos por ponerle puertas al campo han tenido un éxito desigual:

  • El software ha sufrido la piratería desde que se copiaban las cintas de cassette de los primeros ordenadores personales, pasando por diskettes, CD, DVD, BD, pendrive, HD, etc… y ha sido también el primero en adaptarse. Hace años era imposible comprar software en Lugo a buen precio, gracias a internet, el 99% del software que uso actualmente es freeware o he pagado una pequeña cantidad por software shareware.
  • La música post-napster ha desarrollado un negocio online multimillonario basado en venta a la carta, precios asequibles y servicio de calidad.
  • El vídeo tiene el futuro en los servicios como Netflix y otros videoclubs con acceso a ingentes cantidades de material grabado por módicas cantidades.
  • Y el uso de imágenes se facilita enormemente con los servidores para compartirlas y los stocks fotográficos low cost, donde tanto puedes comprar como vender tus imágenes.

Así en el primer mundo se abre la posibilidad de acceder a contenidos ilegales u optar por alternativas legales económicas con las salvedades provocadas por la diferencia entre los mercados de cada país, como el no poder comprar para tu ebook libros digitales durante años y cuando se puede es a precios desorbitados en comparación con otros países, las dificultades para hacer rentables en españa servicios asequibles de música o la propia Netflix.

Si esto ocurre en países del primer mundo, que no pasará en el segundo o en el tercero, donde la posibilidad de acceder a contenidos culturales de cualquier tipo queda restringida al acceso por internet a material compartido, siempre que el servidor no tenga restringido el acceso por las autoridades al amparo de la protección ideológica de sus ciudadanos.

No defiendo a ultranza la piratería per se, pero está claro que no arruinó la industria del software, la de la música, no digamos la del porno, ni arruinará el cine. Es cierto que en todos los casos ha obligado a cada sector a adaptarse y cambiar/ampliar el modelo de negocio.

Dicho todo esto, el empuje de dictaduras y fascismos de todo tipo de pelajes, amparados en la legitimidad que da la falta de urnas, la existencia de éstas, los derechos de autor y todos los conflictos resultantes de encajar negocios tradicionales con las nuevas tecnologías, no puede cerrarnos los ojos ante los abusos que llevan a ser garantistas con los derechos de cualquier especulador y pasarnos por el arco los de los legítimos usuarios de soportes electrónicos, almacenamiento en la nube y cualquier servicio sospechoso de infringir parcialmente la ley.

Cuando el daño colateral pasa a ser la norma, se convierte en fin último, y enriquecerse a cualquier precio deja muchos cadáveres.

No es de extrañar que movimientos como anonymous tengan su origen en ese segundo mundo, abandonado por las grandes empresas en la oferta de contenidos de calidad a precios asequibles, pero con el nivel de conocimientos necesarios para luchar por no quedarse fuera de onda en un internet cerrado si no dispones de VISA, PAYPAL, MASTERCARD, etc… o simplemente vives en el culo del mundo.