Microrelato.- Ultimátum

por Corrás

No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento, se sentía espeso, como en un sueño submarino. -¿Porqué estoy en el salón?-. El habitual rumor de la calle, con los camiones de Correos descargando la correspondencia ha desaparecido.

-¿Que pasó?-. Recordaba haber discutido, como todas las noches. -¿Podría perdonarla?-.

Hacía un año de su confesión, un engaño que le obligó a atarla en corto. -¿Acaso no soy el ofendido?-. Poco a poco vuelven los ruidos, entre las alarmas de los camiones que reculan, sobresalen golpes en la puerta y voces amenazantes.

-¿Ella, un ultimátum?-. Ahora que se ha ido, sabe que tan sólo aplazaban lo inevitable.