Con dos cojones

por Corrás

cartel promocional de Celda 211

Celda 211 no es un drama carcelario, ni una película de acción entre rejas y tampoco un thriller de duchas y jabón. Dejando aparte la desigual interpretación, salidas de tono con momentos excesivamente efectistas y algunas situaciones poco creibles, cuenta una historia vieja muy actual.

Es una película que habla sobre la diferencia entre tenerlos bien puestos y ser un cobarde. Desde el principio se establecen los límites del juego: 90% pelotas/10% nobleza en el personaje interpretado por Luis Tosar, 90% cobardía/10% rastrero en el de Antonio Resines.

Entre estos extremos se mueven el resto: más o menos valientes, cobardes o rastreros, siempre hipócritas.

Consigue hacer creíble que si cada vez que intentan humillarte devuelves los golpes, no es necesario ser intrínsicamente malo para convertirte en un inadaptado y si amas la violencia gratuita puedes desarrollar una brillante carrera empuñando escudo y porra al servicio de los cuerpos de seguridad del estado.

Cuando un ciudadano estándar, con educación, casado, futuro padre de familia y estrenando plaza de funcionario se ve atrapado enmedio de una guerra de estereotipos, descubrirá hasta que punto es difícil saber quienes están de su lado, en quién confiar.

Aunque muchos espectadores probablemente no se habrán visto en la situación de jugarselo todo a una carta, si saben que la mayoría de gente que les rodea les dejaría con el culo al aire a la primera oportunidad…