…y sin embargo…
por Corrás
Igual que alguien dijo: «… y sin embargo se mueve«, o el mucho más conocido «lo mismo que te digo una cosa te digo la otra«, reflexión mucho más gallega, la vida en cada época encuentra resquicios para que el hombre corriente se escurra, escape al campo.
Siempre tenemos la posibilidad de disfrutar en privado o con las personas que nos importan de miles de pequeños placeres que todavía no nos han quitado o no han encontrado la forma de comercializar.
A lo largo de la vida te vas encontrando puertas cerradas y un portero con un fajo de tickets, donde antes sólo había campo. Si compras el ticket descubrirás que lo han convertido en un estercolero.
Pero por cada puerta que se cierra se abre otra porque es inevitable, ésta en la que estamos ahora es una de las más llamativas, algo así como una multipuerta. Cada día gobiernos, empresas y estafadores intentan acotar la red a su conveniencia y cada día se les escurre entre las manos.
Algunos obtienen información un poco más veraz que la que filtran sus gobiernos, otros acceso a software que desconocían, a música, libros, cine, crítica.
De la misma forma que nunca antes fué tan fácil condicionar el pensamiento de las masas, tampoco nunca antes fué tan accesible el conocimiento de cualquier tipo a todo individuo con curiosidad, 10 minutos y una conexión a internet.
Una vez más lo que empezó como un proyecto de uso restrictivo (la arpanet militar), ha dado lugar al mayor foro de intercambio de ideas de la historia conocida; aunque se intente estrangularlo, el destino tiene vida propia.
Por eso merece la pena ser optimistas. Mantener un enfoque positivo nos beneficia a todos en el día a día, personalmente y en relación con los demás. Dado que individualmente no tenemos la posibilidad de provocar cambios sustanciales en la sociedad, tenemos que centrar el objetivo en disfrutar con lo cercano, aprovechar al ciento por ciento todos esos momentos brillantes que son sólo nuestros.
Puede que si todos irradiamos positividad, sí que cambie algo. Desde hoy intentaré no hacer comentarios negativos.
Comentarios
Quizá nos falta acabar de comprender que nuestro propio bienestar es solo una parte del bienestar del grupo de personas con el que nos relacionamos, como parte que somos de él. Todos damos a todos, y todos recibimos de todos, e interactuamos de tal forma que nuestro propio mal rollo nos volverá tarde o temprano dejándonos sin argumentos, y recordándonos una vez más que lo único importante en esta vida es disfrutar haciendo disfrutar.
Me viene a la memoria el programa del adiestrador de perros aquel; en varios episodios, el mal comportamiento de un perro se corregía simplemente integrándolo, eso si, poco a poco, en una manada equilibrada; eran los restantes miembros de la manada los que detectaban, abroncaban y corregían este mal comportamiento, porque al resto le gustaba la tranquilidad y el buen trato.
Hagamos nosotros lo mismo, tengamos paciencia y comprensión (ambas demasiado ignoradas por lo general); aprendiendo a ser menos egoistas (quizá el mal fundamental de la sociedad occidental actual) y disfrutando viendo felices a los que nos rodean, aprenderemos a valorar lo realmente importante, y como resultado, nosotros y nuestros seres queridos viviremos más y mejor.
Tengamos paciencia, seamos utópicos, extendamos estas costumbres y prediquemos con el ejemplo, solo nos puede producir bienestar. En pequeños o grandes detalles, en el día a día, en un momento. Una mirada, un gesto, una palabra pronunciada, una palabra escuchada… hay muchas formas. Todos formamos una gran manada, así que es posible que sirva de algo. O no. Pero nada perdemos por intentarlo.
Yo, desde este mismo momento en que estoy escribiendo, me comprometo a intentarlo y conseguirlo, puesto que como ser biológico complejo pero imperfecto que soy, me reconozco pecador.
Y al autor le digo que tiene mi permiso para seguir haciendo comentarios negativos, pero que sea sobre algo ya negativo, ya que el doble negativo se convierte en positivo. Lo dicen las matemáticas.
Para acabar, me vuelvo a dirigir a ti, lector. Si, a ti, no disimules!
Piensa en ello……………………………………………………………………….
……………………………… vuélvelo a pensar…………………………………
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……………………………. piénsalo de verdad…………………………………
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…………………………… pero de verdad eh! ………………………………….
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………………….y ahora ………. EMPIEZA A APLICARLO DESDE YA!!!
Gracias.
Últimamente resulta difícil obtener en los medios mínimas dosis de positivismo y creo que es necesario. Cuando por la mañana acompañamos nuestro café con un periódico o por las noches las noticias nos asaltan desde la tele, es casi inevitable sentir congoja .Todo se nos presenta más oscuro que gris. Desgracias naturales, muerte, dolor, injurias, o hipocresía humana como menor de los males…La lista sería interminable. De ahí ese agradecimiento por una intencionalidad de optimismo que ojalá fuese contagiosa .
No puedo, sin embargo, obviar el comentario del ciudadano Manuel en este post. Sería lógico decir que está en lo cierto, porque lo que dice es más que razonable. Pero como él se ha dirigido a posibles lectores de una forma directa, me permito opinar que desgraciadamente me recuerda a las campañas políticas donde las promesas suelen estar de ganga y de las que muchos estamos escaldados. Las promesas, los propósitos de enmienda suenan a catequesis ( no, no voy a entrar en polémicas eclesiásticas )a libros de autoayuda donde alguien sabe lo que nos conviene y ,lo que no.
No añado nada más, prefiero volver al comienzo..seré positiva, palabra, te lo juro, esta vez sí..
Voy a ser buena, voy a ser buena, voy a ser buena……
Gracias por tan ricos comentarios, pero creo que a veces es dificil diferenciar lo que es positivo o negativo, con lo que resulta una tarea ardua poder comprometerse en cualquier sentido.
Leyendo el comentario de Manuel sobre el encantador de perros me viene a la cabeza una escena de la película «El expreso de medianoche«, donde el protagonista, en un gesto de rebeldía, gira en el patio de la cárcel en el sentido contrario al resto de los presos; inmediatamente uno de ellos se acerca y le insta a corregirse, no tanto por las consecuencias de su conducta, sinó por la conveniencia de aceptar su condición de «máquina defectuosa», como primer paso para poder volver a ser un ciudadano de provecho.
Por eso discrepo de «integrarse en una manada equilibrada», veo el concepto como un perfecto oxímoron, aunque haya individuos más desequilibrados que su manada y ganen con la integración, lo considero aceptar el mal menor.
Siendo positivo no te integras en nada, asumes y aceptas estar solo.
En el cine las cadenas de favores son fractales que se extienden sin fin, en el mundo real son personas solitarias que no paran de darse a desagradecidos, se convierten en el primer y único eslabón de su cadena, porque lo único que busca la manada es que el encantador de perros esté contento para ser premiados, lo que le ocurra a los demás importa poco.
Tradicionalmente el positivismo genera más y más odio cuanto más lejos pretendas llevarlo, cuantos más individuos consigas que se centren sólo en ellos y sus cercanos. Ni el encantador ni el conjunto de la manada, con sus muy asumidos sentidos de giro, toleran bién las deserciones.
A la inversa cada vez más figuras dañinas (dictadores, corruptos, asesinos), consiguen eludir el castigo y se acepta como algo normal y cuando surge un anarquista pacifista, casi siempre acaba con una bala entre las cejas y todo el mundo lo veía venir (la insoportable inevitabilidad del ser humano).
Resumiendo: ser y comportarse de manera positiva y abierta con los demás debe aceptarse como un placer onanista y el que se convierta en orgía relegarlo a la categoría de gordo de la Primitiva.
Positivismo: la propia palabra debería ser aceptada como comportamiento general por defecto, como actitud lógica ante las cosas de la vida, sin ningún matiz.
El positivismo en si es perfecto, solo adquiere matices negativos (obsérvese la dualidad positivo-negativo) cuando nosotros mismos lo filtramos con nuestros cerebros sucios y contaminados. Es en ese momento cuando nos pasamos al lado oscuro de la fuerza, y a justificar y, es más, a no aceptar e incluso reprimir a las personas que osan intentarlo.
Ahí es cuando encaja el comportamiento de la manada; la manada no es más que un modelo de comportamiento genérico, en el que seres de muy diversa procedencia y naturaleza pueden conseguir tratarse y hasta quererse, uniéndose de esa manera para el beneficio común. No tiene porqué ser peyorativo, es más, es un comportamiento normal en ciertas especies a las que su propia evolución natural les lleva (de ahí lo de normal, que nadie vea en la palabra «normal» una acepción alienante).
En el caso del ser humano, la pertenencia a una manada es algo necesario (al menos yo lo veo así), lógicamente no a cualquier precio, pero si formando parte de un grupo humano que te quiera y te respete, cosa hato difícil teniendo en cuenta la facilidad del ser humano, desde su propia estupidez, para criticar al prójimo los malos hábitos al mismo tiempo que sobreseemos los nuestros.
Por eso el humano, como animal mal evolucionado en ciertos aspectos pero bien en otros, debe empezar por ser humilde, tanto como especie como individuo, y marcarse como meta primero sanearse a si mismo, y después contagiar este hábito a todo ser con el que entable trato, sea bípedo, cuadrúpedo o de cualquier otra especie.
La rebeldía, como expone Corrás, no es mala sino todo lo contrario, es la manera de que el mundo avance hacia donde debe, pero creo que no es incompatible con lo expuesto; es más, sería parte del camino al entendimiento global (no hacer bromas con lo de global, please).
Humo comenta que lo expuesto por mi en el comentario anterior le suena a catequesis. No sé si se refiere a aquellas clases de religión a la antigua usanza, en las que se domaba al individuo a base de palos, y se le metía en la cabeza la idea de ser «buenos» no por el mero hecho de serlo, sino porque tendrías recompensa en forma de plaza en el paraíso; eso si, aceptando tu condición de miseria humana y aprendiendo a no protestar y a agachar la cabeza. Obviamente lo expuesto aquí pretende alejarse lo más posible de esa idea, y de esos métodos. Si como supongo se refiere a aquello de «yo predico para que lo hagan los demás, pero yo paso porque tengo bula», pues claro, todos tendemos a eso porque es lo fácil y además aplicamos lo del mal de muchos consuelo de tontos, pero bueno, perdonémoslo a nosotros mismos cada vez menos veces. Eso si, hace «propósito de enmienda»; bueeeeno es eeeeeeeello, hagámoslo tooooooooooodos.
Simplemente, hagamos acto de limpieza interior, pero de verdad, sin dejar nada. Es muy difícil, porque estamos demasiado contaminados, pero es cuestión de intentarlo. Empecemos por dejar a un lado elementos tóxicos como el egoismo, el egocentrismo, la desconfianza, el falso orgullo, etc., y sustituyámolos por otros como la comprensión, el respeto, la empatía, la generosidad…
Después de ello y sin dejar en ningún momento de perseverar, la segunda parte es transmitir esta idea a todo el mundo (no, no pertenezco a ninguna secta, ni pretendo). Está claro que vivimos en un mundo muy puto, pero gran parte de ello es responsabilidad nuestra. La única manera (a mi modo de ver) de cambiar algo está resumida en los párrafos anteriores, y obviamente en otras muchas ideas que se me escapan en este momento.
Así que hala, a ello… y sin caer en manos de salvadores ni profetas que se creen con el derecho de dirigir y manipular nuestras mentes. Hacerlo porque si, sin más. Dejar a un lado nuestras mierdas particulares, como medio para ser más felices nosotros y los seres que nos rodean, interactuando entre todos, aunque a veces nos cueste entenderlo.
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