Qué cosas

por manuel

Este fin de semana, la noche el sábado al domingo cerca de la medianoche, me coincidió estar tirado en el sofá viendo la tele y sin ganas de hacer nada, incluso ni de irme a la cama o salir de juerga, así que acepté el reto que la pantalla me proponía, y me puse a hacer zapping entre una oferta de canales de tv realmente sosa, a ver si alguno, entre TDT y canales de pago, conseguía sacarme del tedio.

Cuando estaba a punto de rendirme y apagar el hipnótico rectángulo luminoso, así como por azar caí en la 2, esa cadena con documentales que nadie ve y sin publicidad. Coincidió que empezaba uno de esos programas de reportajes de los que tanto presume el ente público en cuestión, La Noche Temática para más señas, y claro, como ya otras veces me había ganado, le permití una vez más llamar a mi puerta y abrí para comprar el producto.

El reportaje en cuestión se titulaba «Fábrica de famosos». Creo que lo firmaba la BBC, y trataba, entre otras cosas, de como los medios de comunicación inventan noticias falsas sin contrastar para vender y sin preocuparse de las consecuencias, de como se utiliza y explota a niños muy menores de edad de una manera textualmente increíble, de como los paparazzi persiguen a famosos para sacarles fotos absurdas, etcétera.

Hasta ahí lo más normal, es decir, aún con una presentación muy cuidada, no se presentaba nada que no sea más que sabido por todo el mundo, así que poca sorpresa para el televidente; eso sí, iba poco a poco quedando claro que consumimos mierda en cantidades industriales, que la pagamos muy cara, que una buena cuadrilla de personajillos sin otro oficio ni beneficio vive muy bien de ello, y como trasfondo, de como cuando a alguien con más o menos poder y medios le interesa, crea y/o utiliza a este tipo de marionetas excelentemente pagadas para mantener al personal drogado, y dirigir y controlar así sus gustos y opiniones.

Así pues, transcurrida aproximadamente una hora de programa, en lo que parecía un reportaje hasta cierto punto previsible, se enfocó la cuestión de los personajillos que nos «entretienen» (lease manipulan) hacia una colección que a priori no incluiríamos en la nómina habitual de frikis cutres; muy al contrario y ahí reside el engaño supremo, se trataba de otros en teoría muy poco o nada sospechosos; aquellos que, desde su atalaya de famosismo, ejercen de gurús del buenrrollismo, y que mucha gente pondría como ejemplo de lo que un buen ciudadano debe hacer y propagar.

La cosa era la siguiente: en los tiempos en que Tony Blair era primer ministro británico y Bush hijo presidente de los EE.UU., se había convocado para un cierto día una manifestación en Edimburgo para protestar contra el G8, porque ese grupo de potentados capitaneados por los dos anteriormente citados y sin otra cosa que ofrecer más que dinero y poder, se reunía por allí cerca uno de esos días, y se pretendía que no dejaran una vez más a África de lado incumpliendo todas las promesas de ayuda y financiación. Se pretendía que la gente del mundo viese a través de los medios como una gran masa de personas intentaba llamar la atención sobre ello, y que a partir de eso en cada país la gente se animase a continuar la acción.

Y en estas aparece Bob Geldof. Y Bono de U2. Y Tony Blair. Y demás para el caldo. Casualmente, se convoca un concierto de «ayuda para África» el mismo día de la manifa. Dichos personajillos salen y nos cuentan cómo todo ello va a ayudar a los negritos porque ya la vez anterior fue un «éxito», lo buenitos que tenemos que ser los blanquitos, y el buen rollito reinante en general. Lo que no nos contaron fue que ese «éxito» de la primera vez consistió, por ejemplo, en que al dictador de turno en un país africano que no recuerdo, de esos a los que se «pretendía ayudar», le llovió una gran cantidad de dinero y ayudas para la población, que dicho «bienhechor» decidió repartir en un lugar a miles de kilómetros de donde la gente necesitada estaba, y que claro, les obligaba a desplazarse en unas condiciones lamentables. Lógicamente pasó lo que el personaje pretendía: aproximadamente 200.000 muertos. Pero lo dicho, de esto nadie informó.

Obviamente, los manifestantes optaron por cambiar la manifa para unos días después porque ya sabían que la atención mediática se centraría en el concierto. Pero una vez más, pasa lo que tiene que pasar: el mismo día al que se traslada la manifa aparece de la nada un nuevo concierto de nuestros amigos, y de los amigos de nuestros amigos. El resultado: la manifestación se celebró con una asistencia de 250.000 personas, pero claro, los medios trasladaron su atención al nuevo acto de generosidad de nuestros queridos benefactores, con lo cual se consiguió el efecto deseado, que nadie se enterase de la manifa.

Se consiguieron además otros efectos añadidos: nuestros Geldof, Bono, Madonna, etc., etc., consiguieron un grandioso reconocimiento a su «generosidad y gallardía», y como consecuencia, un aumento enorme de ventas de sus discos. Blair, en la imagen dando palmaditas al resto de coleguillas y aplaudiendo con su sonrisa profidén, un aumento de popularidad espectacular. Y la gente que lo veía en directo o por la tele, emocionada ante tamaño acto de bonhomía. Por supuesto, de la manifa ni se supo, porque los medios saben con quien deben colaborar para beneficio propio.

Al cabo del tiempo, aparecieron las cifras que acababan de cuadrar el círculo: África había sido una vez más dejada de lado, de tal forma que los poderosos, tras la cumbre,  no dedicaban a la ayuda de África ni la 3ª parte de lo que habían prometido. Y se conseguía lo que el programa calificaba como el «todos contentos» al hablar de los artistas, los políticos y el vulgo.

Pero claro, todos menos los africanos. Y menos los siguientes a quienes les toque …