El paro

por Corrás

Lo peor del paro en estos momentos es que no se termina al encontrar un empleo, obviamente la peor situación es la del millón y pico de personas que lo viven en familia (todos ellos) y hasta los casi cinco que lo sufren en solitario, porque la ruina es total. Pero salvo aquellos que se preparan para algún cuerpo de funcionariado (y consiguen aprobar la oposición), para el resto encontrar empleo es bajar al purgatorio, no caes al infierno económico pero tampoco tienes trabajo.

En mi caso, cuando empecé a trabajar hace 25 años en Ibiza, con un empleo de camarero de media jornada, pagaba un apartamento en el centro para mi solo, comia fuera todos los días y me sobraba para ir de fiesta el fin de semana.

Durante diez o quince años, encontrar un empleo, empezar a trabajar, era sinónimo de zanjar los apuros económicos y centrarse en el difícil reto de decidir en que gastar el dinero y en qué invertir los ahorros.

La realidad actual, espero que con muchas excepciones, es que encontrar un empleo equivale a alargar la agonía de las deudas, empobrecerse más lentamente que en el paro (casi siempre sólo porque se acaba) y continuar indefinidamente con el estrés de la búsqueda de ese trabajo que sí te saque del pozo.

En esta situación se vuelve arduo saber qué decir en las entrevistas laborales, pues la mayoría de ofertas estan rodeadas de conceptos oscuros, que pueden repercutir en acabar teniendo que poner dinero:

  • ¿En que banda salarial te mueves? Yo prefiero aclarar que no pertenezco a ninguna y me remito al convenio.
  • ¿Porqué quieres trabajar con nosotros? Mejor aclarar que no es algo personal, es sólo por trabajo.
  • ¿qué puedes aportar a nuestra empresa? Hasta aclarar que pretenden aportar ellos, es mejor no pillarse los dedos.
  • ¿Puedes incorporarte inmediatamente? Puede ser. ¿Significa que puedo empezar mañana?
  • ¿Dispones de vehículo propio? Si, pero no tengo problema en utilizar uno de la empresa.
  • ¿Estás dispuesto a cambiar de domicilio? Si la empresa corre con los gastos de la mudanza y el realojamiento. ¿Porqué no?

Esta lista puede prolongarse indefinidamente y nos da la medida de lo que la empresa quiere ahorrarse en la contratación y que nos comprometamos a hacer sin coste.

Aunque idealmente se debería evitar a aquellas empresas que muestran más preocupación por lo que puedes aportar tú económicamente de entrada,  que a través del trabajo a desarrollar en las mismas, es inevitable aceptar la obligación de contestar cada vez más preguntas, pasar más rondas de entrevistas, test sicotécnicos, entrevistas con especialistas de selección de personal, sicólogos, directivos, examen médico… Todo ese esfuerzo para no poder ni cubrir los gastos del mes.

Sólo hay dos cosas a las que todavía me resisto: la colonoscopia y las entrevistas grupales, entendiendo que de la primera se puede sacar algo en limpio, pero de que dos o tres majaderos se echen unas risas a costa de decirle a personas que optan a un trabajo de subordinado ¿Cómo resolverías cuestiones por las que no te vamos a pagar? y azucen para ver quién es más cabrón, sólo puedes sacar un cabreo monumental.