Planilandia: Una novela de muchas dimensiones
Por Corrás
Un auténtico perro verde, el equivalente literario a los grabados de M. C. Escher.
El autor, narrando en primera persona como A. Square (un cuadrado), habitante de un mundo delimitado por 4 puntos, describe sus sueños con el mundo puntual, el delimitado por 2 puntos y el que nos resulta más reconocible delimitado por 8, las tres dimensiones, para seguir teorizando con las n dimensiones.
Es llamativo teniendo en cuenta que la escribió en 1884 el eclesiástico inglés Edwin A. Abbott, y que no se limita a explicar nociones de geometría y aritmética: Leer más »
Hay escritores que permiten comprender la posibilidad de que a un ciego le expliquen como son los colores, experiencias que aunque necesitan ser vividas, unos pocos son capaces de hacerlas asequibles para todos.
La primera vez que me llamaron mal amigo fue en el colegio, en la adolescencia era habitual acusarse de cualquier cosa, real o imaginaria, lo que provocaba cuestionarse la amistad.
Hablando con una amiga, recordaba un comentario de mi abuela con el que solía zanjar las conversaciones: «Eu así porque eu así», ése «Es así porque es así» siempre lo tomé por el producto de la ignorancia más su negativa a argumentar las cosas.
La revolución de los perroflautas, que algunos iluminados pretendieron comparar con las movilizaciones del mundo árabe, se ha saldado con un incremento en la participación electoral, un bipartidismo todavía más acusado y un incremento espectacular en ayuntamientos y comunidades autónomas de los gobiernos por mayoría absoluta.
Vale, la indignación ha prendido y venga de donde venga la iniciativa, las manifestaciones se han sucedido por todo el territorio nacional. Es un fenómeno social que aparca momentáneamente el sesgo ideológico para decir ¡¡Basta!! a diestra y siniestra.
¡Indignaos!
Leyendo sobre la relación entre la violencia y el
Hay un momento en que la vida se tuerce, el verano por primera vez se nos hace corto y sabemos que no nos entusiasma lo que viene después. No es aquello de perder la inocencia, es una patada en el pecho que te deja sin aliento hasta la jubilación.
